Tomado de: ATENCIÓN FARMACÉUTICA Y BIOÉTICA
Por otra parte y por desgracia, en la actualidad son muchos los profesionales sanitarios que avalan su conducta ética en una adecuación a los preceptos legales establecidos, convirtiéndose en fieles cumplidores de una legislación que, además, es restrictiva. Pero lo ético y lo legal no son términos intercambiables. La norma jurídica existe desde su positivación como resultado de un consenso histórico o social; en cambio, la norma moral preexiste a ésta y, en principio, ata al hombre con la obligatoriedad que reviste la ley moral (2). Por tanto, el buen farmacéutico será el que, además de poner toda su competencia y empeño en cumplir sus deberes profesionales y las normas legales que le afectan, busque la realización de todas las dimensiones humanas en su compromiso con el paciente, y sepa dialogar con cada una de las opciones morales que encuentre en el ejercicio de su actividad, sean éstas las de otros profesionales sanitarios o las del propio paciente.